29 abril 2007

LA TORRE DE HERCULES
Símbolo de A Coruña - Su más importante monumento
Único faro romano conservado en el mundo
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La Torre de Hércules está envuelta por mares, horizontes y leyendas. Antes de la actual construcción ya debió existir un faro o torre en el mismo lugar. Autores medievales irlandeses cuentan que partieron de aquí las huestes del Rey Breogán a la conquista de aquellas tierras. Las relaciones de Galicia, Irlanda y Britania en época prerromana, se confirman por la existencia y difusión de la cultura de las alabardas.
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También el Rey Sabio nos cuenta que Hércules lidió con el tirano Gerión y lo venció. Le cortó la cabeza, la enterró y encima edificó la Torre. De esta leyenda surge el escudo de A Coruña.
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La actual construcción es romana. Debió edificarse hacia finales del siglo II por el arquitecto lusitano Gaio Sevio Lupo. Fue restaurada en 1682, y de 1788 a 1790 a su redondo contorno se le impuso la casaca de esquinas. Dirigió esta obra el ingeniero Giannini.
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Históricamente sirvió asimismo para la identificación de A Coruña con la antigua "Brigantia", ya que Paulo Orosio, hacia 405, dice que Brigantia posee un altísimo faro. Los normandos llegaron a A Coruña en 846 ya que lo hicieron a Farum Brigantium. También se le denominó Farum Precancium y Castellum de Faro. Fue destruida en parte por las guerras irmandiñas del siglo XV y protagonista de algún curioso episodio en la época de la invasión inglesa de 1589. Desde ella se domina A Coruña, las rías y el horizonte atlántico. Tiene 104 metros de altura sobre el nivel del mar y su escalera interior, que sustituye a la antigua rampa exterior, 242 peldaños. La luz del faro es de grupos de cuatro destellos relámpagos y su alcance 40 millas.

28 abril 2007

CIUDAD EN EL PAISAJE
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Ciudad en el paisaje. Paisaje ella misma. Campo, mar, cristal, alegre luz. Verde de árboles, azul de mares. Esbelto perfil tendido, tallado por brisas y luces.
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Debe ser contemplada desde altitudes que pongan mar, o mares, por medio. El inmediato Montes de San Pedro, por occidente. La Zapateira, Castro de Elviña por el sur. Oleiros, Santa Cruz, Seixo Blanco por el este. O desde la Torre de Hércules. O el Parque de Santa Margarita, casi céntrico. O mejor aún, desde un avión.
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Plenamente gallega. Inmersa en el campo. Sembrada en el mar. Que no es sólo senda, reflejo, belleza de espumas y estelas o libertad de horizonte. También espíritu y cultura. Es una ciudad de verano, aunque no sólo una ciudad de verano.
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El mar conforma a A Coruña. Y a su historia. Inquieto invierno del Orzán. Plácida bahía en todo tiempo. Y playas. La personalidad de A Coruña la debe al mar. A su horizonte abierto, sus rutas oceánicas, su posición clave de las rías. El impulso marino condujo legendariamente a antiguos coruñeses a conquistar las grandes islas del norte. Más tarde a la comunicación abierta y marinera con Europa. Puerto ya utilizado por los romanos y base de la prosperidad medieval de A Coruña. Comercio de la sal, puerto de peregrinación, ciudad realenga, libre de toda traba feudal en la Edad Media. Base de las primeras expediciones a Oceanía, de muchas a América, sede de la Casa de la Contratación de la Especiería, punto de salida de Carlos I hacia el Imperio, después de sus cortes de 1520. Refugio de la Invencible, puerto anhelado por los ingleses en 1589. Correos de América, Consulado del mar en el siglo XVIII. Expedición de la vacuna a América en brazos de niños coruñeses a principios del XIX. Primer Dunquerque de la historia en 1809.

23 abril 2007

BARRIO DE LOS ROSALES
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El 19 de noviembre de 1993, el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, coloca la primera piedra del futuro Polígono de Los Rosales, una urbanización que se estima tendrá un costo aproximado de 50.000 millones de pesetas.
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El proyecto inicial databa de 1977 y había sido realizado por el Taller de Arquitectura y Urbanismo (TAU) bajo la responsabilidad de Antonio Vázquez Liñeiro, cerebro director de otras obras de gran envergadura llevadas a cabo en la ciudad, como el Palacio de Congresos y la Plaza de Pontevedra.
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Vázquez Liñeiro concibió la urbanización del Polígono de Los Rosales como la creación de una mini-ciudad que, con la forma de una raqueta, se apoya en una ladera del monte de San Pedro de Visma, a pocos metros del Paseo Marítimo. Esta urbanización original y sorprendente, se desarrollará alrededor de un boulevard que tendrá cuarenta metros de amplitud y un recorrido sinual, lo que servirá como elemento de protección y que permitirá que las viviendas gocen de excelentes vistas al exterior.
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Este boulevard o mango de la raqueta, penetrará hasta el interior de una plaza de forma elipsal de 30.000 metros cuadrados (tres veces mayor que la Plaza de María Pita). Tanto la plaza central como el boulevard resaltarán la arquitectura de galerías y zonas porticadas, en consonancia con el urbanismo clásico de la ciudad.
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La urbanización contará con dos ejes de encuentro, uno el que desembocará en la gran plaza central y el otro, transversal, que cruzará desde la zona del "Centro cultural" hasta la zona del "Centro religioso", a través de una plaza circular.
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A ambos lados del boulevard, se construirán bloques de viviendas en forma de U, de modo que existan, entre los inmuebles, pequeñas plazuelas con espacios para el esparcimiento y jardines.
El Polígono estará rodeado de una importante zona verde que conectará con el Paseo Marítimo, en el tramo de Labañou y San Roque de Afuera.
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Aunque como se ha indicado, el proyecto inicial databa de 1977, por una serie de circunstancias que no es el caso detallar, no fue aprobado por la Corporación Municipal hasta el 15 de mayo de 1993, contando tan solo con los votos del PSOE. Los miembros del PP, se abstuvieron, alegando que se había producido un grave defecto de fondo, al no haberse convocado la comisión informativa previa a los Plenos.
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Tras la aprobación del proyecto, en una primera fase, se procedería a la urbanización del Polígono y a la construcción del último tramo de la Ronda de Outeiro para, posteriormente, acometer la creación de una mini-ciudad con 4.500 viviendas, cuyo precio oscila entre los 12 y 13 millones, aunque también se construirán unas 900 de promoción social.
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El total de superficie a urbanizar es de 536.822 metros cuadrados, de los cuales tan solo 80.549 se destinarán para edificaciones con sus correspondientes aparcamientos subterráneos. El resto del suelo se distribuye para viales y aparcamientos en superficie (132.779), jardines (80.715), juegos para niños (32.217), dotación preescolar y guardería infantil (10.775), EGB (54.550), BUP (22.073), parque deportivo (44.384), equipamiento comercial (13.871), equipamiento social (16.858) y reserva para infraestructura interna (4.900).

22 abril 2007

A CORUÑA
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Ciudad mecida por el mar en la encrucijada atlántica, entre el verdor del campo y el azul grisáceo de las olas, presa apetecible para todos. Toda raza que cruzó el noroeste peninsular quiso hacerla suya. A unos se entregó, floreciendo en ella distintas culturas que la enriquecieron, a otros esquivó, naciendo hazañas que engrandecieron su historia.
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En el llamado monte dos Bicos, en el antiguo Polvorín y en punta Herminia, al pie del milenario faro, se esculpieron rocas con signos atestiguando la presencia del hombre en remotas edades. Quiere la leyenda que los primitivos moradores de esta tierra, tribu brigantina perteneciente a la nación ártabra, al mando de Breogán, mandasen las primeras expediciones salidas del continente a poblar Irlanda. En una de esas expediciones fue llevada desde Galicia la famosa piedra Scone sobre la cual son coronados los reyes de Inglaterra.
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Pocos geógrafos de la antigüedad dejan de describir, con más o menos exactitud, el emplazamiento de A Coruña en el golfo que algunos llaman Portus Magnus Artabrorum y que se abre en la costa noroeste de Galicia y de España.
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Queda memoria de que por aquí pasaron muchos pueblos, aunque la presencia más duradera y la huella más profunda y civilizadora fueron las de Roma. Al puerto arribó con sus naves Julio César, causando el estupor de los sencillos habitantes. De época romana se conservan aras, lápidas, ánforas, sepulturas, monedas, utensilios, pero sobre todo lo que en adelante había de constituir el monumento más representativo de la ciudad, su emblema, la pieza principal de su blasón y casi pudiera decirse su tótem: LA TORRE DE HÉRCULES.